
La educación remota: giro sustancial a todos los actores educativos
"La pandemia provocó que los diferentes países tomaran medidas para prevenir y detener la ola de contagios de COVID-19 y el cierre de los establecimientos educativos fue una de las principales. El 2020 inauguró una situación sin precedentes para los sistemas educativos a nivel mundial.Repentinamente, los sistemas educativos de la mayoría de los países se vieron obligados a seguir enseñando de manera virtual, en lo que muchos especialistas llamaron una “educación remota de emergenciaâ€.La educación virtual obligada en la era COVID, no solo ha cambiado la manera en que los docentes enseñan y en que aprenden los estudiantes, sino que obliga a las familias a involucrarse de lleno en la educación de sus hijos. Fue una situación de gran impacto en este ámbito debido a que, en Argentina, se visibiliza la diferencia de oportunidades educativas según el capital cultural y los recursos familiares. Los padres tuvieron que sumar más exigencias a sus actividades habituales y asumir nuevos roles. La virtualidad vino a dar un giro sustancial e inesperado a todos los actores educativos acostumbrados a la presencialidad. El 2021 ha comenzado con la escolaridad presencial, a pesar de los continuos cambios en un contexto sanitario ambiguo. Esta situación disruptiva terminó siendo invasiva en los hogares, donde la escuela se trasladó e instaló, realidad que exige a los padres cumplir un nuevo rol: explicar contenidos, controlar tareas, conectar a sus hijos a internet y seguir grupos de WhatsApp. En este escenario, los expertos, dicen que la escuela pone foco en las prioridades, mientras algunos niños se desmotivan y los padres sienten que deben sostener el aprendizaje y especialmente".Fuente: Lorena Farias, profesora de Educación Inicial.“La virtualidad vino a dar un sustancial giro a los actores educativos acostumbrados a la presencialidadâ€los vínculos con sus pares (andamios emocionales que sustentan las diferentes etapas madurativas). Por otro lado, la escuela, propone el regreso a las aulas con un cursado mixto (virtual-presencial) que alivia a muchos padres, tal vez porque promete recuperar algo de la realidad anterior a la pandemia. Los docentes, en tanto, piensan como se adaptarán desde la bimodalidad en un contexto de incertidumbres y múltiples aristas que los invita a desafiar y seguir acompañando corresponsablemente a las familias y estudiantes en un esfuerzo mancomunado para sostener el aprendizaje de nuestros niños y jóvenes.