Reconocimiento a la Escuela PROA: "Los resultados demuestran que el esfuerzo vale la pena", expresó Diego Barrera
El profesor de Robótica Diego Barrera celebró los destacados resultados obtenidos por la Escuela PROA en las Pruebas Aprender 2024 y aprovechó la oportunidad para reflexionar sobre la educación, el uso de la tecnología y los desafíos actuales del sistema educativo.
Pruebas Aprender: un proceso transparente y objetivo
Barrera explicó cómo funciona este tipo de evaluaciones nacionales:
"La misma empresa o consultora que arma los exámenes lo hace de forma aséptica y justa, sin que los docentes o la institución intervengan. Las pruebas las toman personas externas, se cierran bajo custodia, como si fuera una elección, y esos sobres viajan a Nación. Luego, los corrige una máquina y los resultados se envían a las provincias y, finalmente, a cada escuela."
En esta oportunidad, participaron todos los egresados de la primera camada de la Escuela PROA, quienes actualmente ya iniciaron su etapa universitaria, ya que el examen se realizó el año pasado.
Resultados que llenan de orgullo
Los buenos resultados no fueron una sorpresa para la institución:
"Teníamos expectativas altas porque en las Pruebas Prisma, que son provinciales y utilizan el mismo método, habíamos tenido un desempeño excelente en comparación con la provincia y la región," sostuvo Barrera.
Además, destacó que los primeros egresados ya se están destacando en sus estudios universitarios:
"En las planillas de la Universidad de Villa María, por ejemplo, la única alumna que promocionó era nuestra. Estaba en el nivel más alto, el verde oscuro, mientras que otros apenas alcanzaron verde claro y la mayoría no aprobó."
Para el profesor, estos logros son la prueba de que el esfuerzo rinde frutos:
"Muchas veces los chicos creen que los estamos exigiendo demasiado, pero hoy se dan cuenta del valor de haber hecho las cosas bien."
Una evaluación objetiva, sin discrecionalidad
Barrera valoró la transparencia del proceso:
"Esto lo corrige una máquina, no hay jurado, no hay margen para favoritismos. Los datos matan cualquier relato."
Sin embargo, lamentó que, por ley, los resultados no puedan hacerse públicos:
"Cada escuela conoce sus propios resultados, puede compararse, pero no puede divulgar esa información. Ni siquiera la provincia publica el ranking de las mejores escuelas."
A pesar de esa restricción, la Escuela PROA sabe que se ubicó entre las diez mejores secundarias de Córdoba.
"Competimos con las mejores y más caras escuelas privadas de la provincia y salimos entre las diez primeras. En Villa María, Río Cuarto o San Francisco no hubo nadie más. En Córdoba Capital, todas las que figuran en ese ranking son privadas, no hay ni una sola pública," remarcó.
Críticas a la obligatoriedad de la secundaria
En su análisis, Barrera cuestionó la obligatoriedad de la escuela secundaria:
"Me parece ridículo. Las tasas de deserción son exactamente iguales que antes de la ley. No cambió nada y, en cambio, cayó la calidad educativa. Entonces, ¿qué ganamos con eso?"
Además, señaló que no hay sanciones reales para quienes no asisten:
"Antes, con la Ley 1420, podían sancionar a los padres. Hoy no pasa nada. Se crean capas y capas de burocracia para intentar reinsertar a los chicos, pero la ley no dice qué hacer concretamente si no van."
Para Barrera, no todos deben necesariamente completar el secundario:
"Conozco chicos muy exitosos que decidieron no terminarlo y les fue bien. Si mirás los fundadores de muchas empresas de Marcos Juárez, varios no terminaron el secundario."
El modelo alemán como alternativa
El docente propuso mirar el ejemplo de Alemania:
"Allá existe el 'Gymnasium', una especie de formación técnica para quienes no quieren seguir la secundaria tradicional. Reciben capacitación básica y, si luego se arrepienten, pueden pasarse al sistema académico. Así, el país se garantiza mano de obra calificada para sus industrias."
La realidad de PROA: alta demanda y sacrificio
Barrera también habló sobre la alta demanda de la Escuela PROA:
"Tenemos lista de espera enorme. Vienen chicos de todas partes, incluso de pueblos alejados, porque no hay escuelas de calidad cerca. No tenemos internado y a pesar de eso estudiantes viene de otros pueblos, se quedan en el comedor, y las familias hacen enormes sacrificios para que sus hijos puedan estudiar acá."
Resaltó el esfuerzo de esos estudiantes:
"Los chicos que vienen de lugares donde la educación es deficiente son los que más valoran estar acá. Me llena de orgullo ver cómo disfrutan estudiar y progresan. Tener un lugar donde podés hacer lo que te gusta es invaluable."
Tecnología sí, pero con responsabilidad
Respecto al uso de la tecnología en las aulas, el profesor de Robótica fue contundente:
"El celular es tóxico en el ámbito académico. Los chicos deben dejarlo en el locker o mochila, salvo que el docente lo solicite. En Australia ya lo prohibieron en las escuelas, y estoy totalmente de acuerdo."
Sin embargo, aclaró que la tecnología institucional es clave:
"Tenemos plataformas de Google y Microsoft excelentes, pero hay que usarlas de forma inteligente. El aprendizaje sigue siendo lento, requiere tiempo, dedicación, leer, escribir. Creer que todo se puede aprender mágicamente con tecnología es una mentira."
La inteligencia artificial, una herramienta para los autodidactas
Barrera también compartió su experiencia trabajando con inteligencia artificial (IA) en el aula:
"La usamos como si fuera una gran enciclopedia. Hicimos un experimento con un grupo de alumnos autodidactas y otros que no lo son. Los autodidactas, con IA, resolvieron en una clase lo que normalmente lleva cuatro. Los demás no pudieron avanzar."
El sueño: que los jóvenes vuelvan y transformen la ciudad
El profesor destacó la importancia de mantener el contacto con los egresados:
"Sueño con que se formen, viajen, y vuelvan a Marcos Juárez para desarrollar la industria del conocimiento acá. Argentina tiene potencial enorme en biotecnología y programación. Podemos generar trabajos de calidad y atraer gente de otros lugares."
Una generación con potencial
Finalmente, expresó su optimismo sobre las nuevas generaciones:
"A pesar de que algunos hablan de la 'generación de cristal', yo les tengo fe. Los veo más centrados, con capacidades diferentes, fortalecidos por las dificultades que les tocaron vivir."
Y concluyó:
"Hoy las familias están más complicadas, la calle es más peligrosa, los chicos lo sienten. Pero también tienen ganas, talento y sueños. Si les damos las herramientas, pueden transformar el futuro."