En el escrito, Ros Artayeta sostiene que “los acontecimientos de los últimos tiempos demuestran que el rumbo que ha tomado el cuerpo legislativo no forma parte de mi ideología ni coincide con el propósito que, hace algunos años, me motivó a sumarme a este equipo de trabajo”.
El concejal fue aún más contundente al afirmar que ha observado “situaciones poco claras y faltas de transparencia” dentro del Concejo, las cuales —según señaló— no está dispuesto a avalar. “No quiero que mi nombre sea asociado a prácticas que no representan mis valores ni la forma en la que entiendo la función pública”, expresó en uno de los pasajes más fuertes de su renuncia.
Ros Artayeta remarcó que su compromiso siempre estuvo centrado en el vecino: “Escuchar al ciudadano, acompañar sus necesidades y buscar soluciones reales, actuando con honestidad, empatía, respeto y responsabilidad”.
A modo de cierre, agradeció la confianza depositada en él y destacó que se lleva “años de aprendizajes y experiencias que enriquecen profundamente”.
La renuncia, presentada a las 12:33 horas, abre ahora un nuevo escenario político dentro del Concejo Deliberante, que deberá definir quién ocupará su banca y cómo impactarán estas declaraciones en la dinámica interna del cuerpo legislativo.
Ros Artayeta firmó el documento con su nombre completo, sellando así una decisión que, además de institucional, deja entrever tensiones y diferencias dentro del oficialismo.


