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2022-06-05

Chantaje emocional: manipular y ejercer violencia psicológica

El chantajista emocional es un manipulador de las emociones.

Con amenazas e intimidaciones se ubica en un lugar de poder en la mente de su víctima, y desde allí la domina. También consigue producirle culpa y bajarle la autoestima, lo que la deja aún más a merced de su ardid. Este tipo de situaciones, como psicoanalista, las he visto en pacientes, pero hoy la veo más de cerca debido a una persona allegada que la padece.

Si bien el chantajista emocional puede manipular a individuos con los que tiene algún vínculo afectivo, como un amigo, un compañero o un familiar, es más frecuente que lo haga con su pareja. En este caso, es más difícil de descubrir, dado que conoce muy bien los puntos vulnerables y secretos de su víctima. Es muy hábil para enmascarar su afán controlador utilizando las emociones y necesidades de su pareja. También puede utilizar los hijos de ambos para conseguir sus propósitos.

Muchas mujeres sufren silenciosamente está situación tóxica en el vínculo por temor a su agresor, y algunas incluso después de haberse separado. Suelen creer que, si le desobedecen, se ensañará más aún con ella. Al no existir violencia física se torna muy difícil de probar esa dependencia.

Los chantajistas emocionales son “golpeadores” que golpean psicológicamente; cuando no logran sus perversos objetivos, agreden mediante amenazas o gritos. Además, actúan el papel de víctima y hasta lloran para hacer sentir culpable al damnificado. Son rígidos, soberbios y prepotentes, y siempre quieren tener razón. No sienten empatía por sus víctimas y les generan exigencias desmesuradas sin preocuparse por las consecuencias. Saben detectar y beneficiarse con sus puntos emocionales frágiles.

Cuando el chantaje emocional se prolonga, el afectado vive con miedo, culpa e inseguridad constantes, y eso conlleva perjuicios para su salud mental o física.

Me parece importante que la Justicia logre visualizar estas situaciones antes de que se produzca alguna tragedia. Por eso, conviene echar luz sobre esta violencia solapada que sufren muchas mujeres y que es difícil probar.

La presunción podría ser un elemento importante de prevención. Una pericia psicológica detectaría una asimetría en el vínculo y un “potencial de chantaje”. Y, si a eso se suman las circunstancias conflictivas, se inferiría que el arma del potencial manipulador (consciente o inconscientemente) podría estar activa. En tal caso, deberían tomarse medidas preventivas.

 

Ps. Jorge Ballario

psicologo.ballario@gmail.com